Las conductas agresivas en el perro pueden tener un origen fisiológico en cuyo caso el veterinario debe primero descartar esta posibilidad.
Una vez hecho esto, haremos una evaluación conductual donde los comportamientos agresivos (como solemos denominar a los gruñidos, mordiscos, mostrar los dientes, etc…) que en principio fueron emitidos de forma innata para proteger un recurso, defensa o intimidación han pasado a ser frecuentes, desmedidos y funcionales para el perro pero un gran problema para su dueño o familia.
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