La cuerda larga y sus beneficios
Cuando adquieres un cachorro es muy importante que desde el primer minuto tengas muy claro cuáles serán las normas en vuestra convivencia y cuáles son los comportamientos que esperas de él. No se trata de pretender que un bebé, como es el cachorro, aprenda con la misma madurez, tanto física como mental, que un perro adulto pero sí tener un plan y llevarlo de la mejor manera en la ruta de ese plan. Uno de los grandes errores cometidos a la hora de iniciarse en la fabulosa aventura de vivir con un perro es el darle “un tiempo” para que se adapte a su nueva casa permitiendo que actúe por su cuenta sin muchas limitaciones o peor aún… esperar a que sea más grande para empezar a educarlo.
Los cachorros aprenden constantemente. Desde que nacen sus sentidos empiezan a percibir los estímulos del ambiente y de sus conductas innatas pasan muy rápido a conductas condicionadas por el ambiente. En pocas semanas aprenden dónde está el agua, la comida, su cama y los lugares preferidos para evacuar. Cuando llegan a casa se encuentran en un ambiente nuevo y su exploración es inmediata. Ése es el mejor momento para ir transmitiendole de forma positiva cuales son las reglas. Dónde dormirá, en qué partes puede estar y en cuales no. Qué cosas puede masticar y el área donde queremos que evacúe. Todo esto debes tenerlo bien claro incluso antes de adquirir al perro y enseñárselo desde el principio. Dejarlo adaptarse no está divorciado de dejarle claras las normas desde el mismo momento de su llegada. Si bien ciertos factores como la inmadurez de su organismo, que requiere orinar y defectar muchas veces al día, nos obliga a diseñar procedimientos temporales como puede ser el empapador o un corralito, el plan de las normas para el perro debe estar claro y definido.
En pocos meses el cachorro ya tendrá su protocolo de vacunación completado y podrá salir a pasear al mundo exterior. Para este momento también debes tener un plan muy claro sobre todo de las situaciones que se pueden presentar y las contingencias que vas a poner en práctica para que sean una satisfactoria experiencia y evitar traumas innnecesarios. La gran mayoría de propietarios sólo piensa en comprarle a su cachorro un guapo collar o un arnés de moda pero no piensa en lo más importante, las reacciones que puede tener el cachorro cuando vea por primera vez un coche, un autobús, una paloma o a otro perro corriendo tras una pelota. Los cachorros forman su aprendizaje por condicionamiento tanto clásico (las reacciones asociadas a situaciones agradables o desagradables) como operante (las conductas que sirvieron para llegar a lo que les gustó o las que los alejaron de las que no les gustó). Entonces es muy importante que expongas al cachorro a los nuevos entornos de la manera más grata posible pero con la precaución de tomar en cuenta que habrán estímulos que aunque para ti sean muy normales para él pueden ser aterradoras y a la vez también habrán cosas que para ti pasen desapercibidas y a él le generen mucho interés. Tengamos en cuenta el olfato que en los perros es mucho más desarrollado que en los humanos y pueden hacer que el perro se concentre en algo que nosotros ni percibimos.
Normalmente llevas al cachorro al parque por primera vez y lo sueltas para que explore, olfatee, corra y socialice con otros seres vivos como perros, ardillas o aves si se diera el caso. Todo esto está muy bien pero incluso para esta situación debes tener algunos factores en cuenta y saber cómo sacarle provecho sin pasar un mal rato. Si simplemente sueltas al cachorro y te distraes con el móvil o charlando con otra persona tu cachorro puede alejarse e ir tragando montones de cosas que no debería como colillas de cigarro, ciertos frutos de plantas tóxicas, piedras y heces de otros animales. También podría asustarse y correr despavorido por haberse asustado de algo o correr tras una ardilla a veces cruzando la calle o saliendo del parque. En ambos casos la conducta de alejarse de ti puede verse fortalecida si las consecuencias fueron funcionales y entonces la repetirá en un futuro volviéndose un molesto hábito. Luego buscarás lugares cercados para poder soltarlo ya que no confiarás en que no salga corriendo. Esto tendrá varias consecuencias conductuales que luego no entenderemos por qué ocurren. La primera es que el perro al tratar de alejarse de ti tirará de la correa y como nunca lo sueltas le das más valor al hecho de fugarse. También puede verse afectado el llamado pues el perro sabe que cuando lo llamas en el parque lo vas a atar produciéndose el alejamiento por refuerzo negativo (leer en mi blog El Adiestramiento en Positivo) o empieza el divertido juego de “atrápame si puedes”. Un reforzador positivo del alejamiento.
Y todo esto puede comenzar simplemente por no haber tenido un plan el primer día que lo soltaste de cachorro. Así que te daré uno de los mejores consejos que puedo darte para esas primeras veces de “libertad” de tu cachorro. Usa una cuerda larga. Dependiendo del tamaño del perro buscarás una cuerda ligera, resistente y que no se haga nudos. Hay muchas marcas en el mercado que van desde los 5 hasta los 20 metros, en materiales muy duraderos con una parte de goma para darle fricción a la hora de pisarla y hasta reflectivos para la oscuridad. Yo uso y recomiendo la Julius K9 de fabricación belga porque además de la cuerda en sí está el tema del mosquetón o cáncamo que es la pieza metálica por donde enganchamos la cuerda al arnés o collar del perro. Si esta pieza es de mala calidad con la humedad y el polvo del parque pronto pierde la capacidad de abrir y cerrar bien pudiendo desprenderse del perro cuando más lo necesitamos. También puedes adquirirla directamente por mi web: www.luife.es
¿Cómo funciona y utilizamos la cuerda larga?
Primero tengamos algo claro. La cuerda larga no es para tirar del perro. Es para pisarla en caso de que el perro salga corriendo fuera del perímetro que establecimos para ello. Los objetivos de sacar al perro al parque o al campo, como nombré anteriormente, son dejarlo olfatear, correr, escarbar, explorar y socializar. Pero teniendo muy presente al menos 3 normas fundamentales: 1) No queremos que se aleje a toda carrera sin nuestro control. 2) Queremos que al llamarlo regrese inmediatamente. 3) No queremos que coma cosas dañinas para su salud. Estas tres reglas debes construirlas. No van a ocurrir por sí solas, el ambiente ofrece un montón de estímulos que harán que tu perro te ignore y se aleje aún si lo llamas y él no tiene el criterio para valorar si las consecuencias de esas conductas pueden ser peligrosas o no para él. Es tú responsabilidad y el criterio es tuyo entonces grábale al cachorro desde el primer momento que que esa exploración, olfateo, carrerillas, etc… estarán asociadas a ti. Cada vez que se intente alejar mucho tu pisarás la cuerda larga emitiendo un sonido como puede ser: “Eh eh” (no es un “no” sino un “frio frio”) y acto seguido haces un llamado lo más amigable y atractivo posible y cuando el cachorro vaya a ti lo refuerzas con alguna golosina o incluso tirándole la pelota u otro juguete en otra dirección. Así reforzarás el haber vuelto a ti justo con lo que él quería que era correr pero asociado a ti.
No es igual bloquear una conducta que castigarla. Si el perro se escapa para ir tras el gato del vecino la conducta de salir corriendo ya se emitió y si fue divertido ya puedes tener claro que se fortaleció. Lo más probable es que tu perro la repita cuando vuelva a estar suelto y vea al gato. En cambio si tiene la cuerda larga e intenta salir corriendo y se lo impides, la conducta la bloqueaste, no dejaste que ocurriera logrando su fin que era ir por el gato y en cambio al llamarlo e ir a ti la consecuencia fue que le tiraste la pelota o jugaste a algo mejor. Impediste la conducta no deseada y reforzaste el llamado. El escenario es completamente diferente. Así podrás ir inculcando en tu cachorro el juego, la exploración, incluso el alejarse pero siempre volviendo con el uso de la cuerda larga. Irás dejando cada vez más distancia e irás turnando momentos sin ella cuando ya veas confianza en la respuesta del perro o lo vayas exponiendo a nuevos lugares con más estímulos. Puedes caminar trechos largos con el perro semi libre dejando que arrastre la cuerda larga pero que vaya periférico a ti premiándolo cuando camine a tu lado y pisándola cuando intente alejarse o ir por donde no debe. La cuerda larga es una herramienta que no debes llevar atada a ti, la idea es dejar un extremos atado al perro y el otro suelto. Tu simplemente la pisarás suavemente (como el freno del coche) para frenar paulatinamente la huida del perro. Nunca de golpe. Así mismo si estás con el cachorro y le ves la intención de salir corriendo tras algo que no debe como un niño pequeño con su helado o tras un pato en el lago del parque puedes pisarla fuerte antes de que la conducta se emita.
La cuerda larga es una herramienta maravillosa que todo adiestrador o propietario debe tener. A la larga te ahorrará muchos disgustos, desgracias y conductas indeseadas. Fomenta la educación del perro y del dueño en pro de una convivencia cívica en parques y lugares públicos y no es para siempre. Es el camino más rápido y seguro para poder llevar a tu perro suelto donde la ley lo permita. Pruébala y coméntame. Si tienes dudas o requieres ayuda y más información contáctame por www.luife.es